A menudo hablamos de «tener» una relación: «Yo tengo una relación», «¿Tú también tienes pareja?», «Ella no tiene pareja por el momento», etc. La idea de una relación de pareja se convierte en una entidad en sí misma, que aumenta nuestras esperanzas de conseguir o lograr algo, que sería, encontrar pareja. En la práctica, sin embargo, esto puede hacernos perder fácilmente el foco de atención y mirar más a la relación como una fantasía abstracta en vez de las personas implicadas, tanto nuestra pareja como nosotros mismos. Nos hacemos ideas muy precisas sobre cómo debería ser la relación que queremos TENER.
¿Qué es una relación?
Una relación no es sólo comunicación y momentos agradables; es algo más que contacto interpersonal. En una relación, todo lo que decimos y hacemos repercute en la otra persona, y viceversa. Pero, ¿Qué ocurre cuando hablamos de «la relación que tenemos» en contraposición a «la relación que llevamos entre dos» o «la relación en la que ESTAMOS»?
La diferencia en la forma de nombrar las cosas
Cuando nos centramos en el TENER, perdemos fácilmente de vista a las personas. La pareja ya no se percibe como una persona independiente, sino como alguien que tiene que cumplir un determinado papel en la relación. Del mismo modo, a menudo sólo nos vemos a nosotros mismos en el papel de ser o sacrificar algo por la relación.Escucho esto mucho, sobre todo con parejas casadas. Hablan de lo que hacen por el matrimonio. EL MATRIMONIO = La promesa de permanecer juntos para siempre. Si entonces hacen algo por el matrimonio, lo hacen con la idea de que eso ayudará a conservarlo. Ambos cónyuges suelen tener opiniones muy diferentes sobre lo que es importante para el matrimonio, pero nunca lo discuten, porque su atención se centra más en «el matrimonio» y en preservarlo, y menos en que los dos cónyuges ESTÉN juntos.
La alternativa: SER en una relación
En lugar de ver las relaciones como entidades estáticas que tenemos, podemos verlas como procesos de acompañamiento y crecimiento en los que estamos juntos. Esta visión abre un nuevo proceso:
- La pareja se enfrenta a mí como un individuo con sus propias necesidades que quiero tener en cuenta. Igual que yo quiero que se tengan en cuenta mis necesidades.
– La disposición a hacer preguntas, a intercambiar ideas continuamente y a entrar en contacto genuino con la otra persona se convierte en algo natural.
- La relación se mantiene gracias al intercambio mutuo. Estar en una relación significa estar presente, con la consiguiente responsabilidad de mantener un intercambio que sea valioso para ambas partes.
Pregunta de reflexión
¿Hasta qué punto ves tu relación como una entidad separada y cómo influye esto en tu percepción de las personas implicadas? Esta reflexión puede ayudarnos a comprender mejor el valor y la dinámica de nuestras relaciones y a centrarnos más en las personas que las componen.