¿Cuándo por fin siento que he llegado?
Cuando decides vivir en otro país u otra ciudad, la fase de familiarización muchas veces suele durar más de lo previsto. Normalmente no se trata tanto de conocer el lugar y saber dónde están las cosas para orientarse. Aunque ya hayas encontrado algunas redes de apoyo, todavía falta algo. Puede que el proceso de asentamiento no va como esperabas y te preguntes qué significa realmente llegar.
Como en todos los cambios, al emigrar también hay fases de familiarización
Al principio, estás de luna de miel. Todo es nuevo y emocionante, te entusiasma la variedad y cómo las cosas son diferentes, pero siguen funcionando de alguna manera. En esta fase, también estás muy abierto a nuevas experiencias. Cosas que en realidad te chocarían pueden ser más fáciles de aceptar aquí. Al fin y al cabo, ahora estás en otro lugar.
La fase inicial es también un momento en el que invertimos mucho tiempo y energía en instalarnos. Nos informamos sobre la zona, lo que se puede hacer, dónde conocer gente nueva, etc. La atención se centra en instalarse y se da por sentado que aún no hay desafíos.
La luna de miel suele terminar abruptamente
Es muy probable que de repente caes de un extremo al otro hasta llegar a la vida cotidiana. Veo en muchas personas como la luna de miel de repente se convierte en una fase de shock. Es como si se abre una cortina y de repente ves otra realidad. Valores diferentes, respuestas inesperadas, te das cuenta de tu mal comportamiento, no te comprenden ni te aceptan como esperabas. Te das cuenta de lo que has dejado atrás.
La fase de choque puede ser decisiva
Aquí es donde muchos empiezan a dudar de si merece la pena. Es el momento en que te das cuenta de que no acabas de llegar a pesar de todo. Aunque ya esté todo organizado: trabajo, casa, guardería, etc. Ahora surge de repente la pregunta: ¿Cómo quieres enfrentarte a lo que no te gusta nada? Al mismo tiempo, es posible que aún no tengas redes sociales tan sólidas ni amigos cerca con los que relacionarte. Así que esta fase también puede ser muy solitaria.
La familiarización real
Se podría decir que la verdadera aclimatación sólo tiene lugar una vez que se han experimentado estas dos fases extremas. Sólo así te asientas de verdad. Cuando te das cuenta de que el lugar en el que vives ahora tampoco es perfecto. Las experiencias que sacas de ahí son más reales y no se reconocen a primera vista. Sólo entonces podrás tomar realmente una decisión.
¿Es imposible una decisión racional?
En la fase de shock, puede que de repente hayas visto suficiente y quieras volver a casa rápidamente, y eso está perfectamente bien. O puede que te sientas desgarrado. Esta fase es muy emotiva y es difícil mantener la cabeza fría. Quizá no quieras precipitarte e intentas comparar. Pero en una comparación siempre hay pros y contras en ambos lados. Es difícil racionalizar por qué deberías irte o quedarte.
Llegar es una decisión personal
Al final, no es el país ni el entorno lo que puede convencerte o acogerte. Depende de tus convicciones personales y de tu momento vital actual. Puede que te molesten muchas cosas de tu nuevo país de elección, pero también que veas nuevos proyectos. Así que piensa cómo puedes aceptar las diferencias. Llegar a un acuerdo no significa hacer amigos o adaptarse. Si realmente quieres llegar, no puedes obligarte a que te gusten o a hacer cosas que no te gustan.
Llegar es más un trato, un equilibrio o una armonización
¿Por qué estás aquí ahora y no en otro lugar? ¿Qué valores y creencias sustentan tu vida en este país que sean más importantes que aquello a lo que hayas podido renunciar?
En la tercera fase, aceptamos que nunca llegaremos realmente. No existe un destino perfecto, siempre continúa. Hoy vives aquí por diferentes razones, mañana o dentro de 10 años el viaje puede continuar. El viaje es el destino y llegar significa sentirse cómodo en este proceso de adaptación e intercambio. Si este proceso aún te resulta difícil, estaré encantada de apoyarte.