Cómo las expectativas implícitas influyen en nuestra relación de pareja
Las expectativas desempeñan un papel fundamental en toda relación de pareja. A menudo, estas expectativas son tácitas y operan en secreto, lo que puede tener un impacto significativo en la comunicación entre los miembros de la pareja. Al mismo tiempo, rara vez hablamos abiertamente de ellas. ¿Te has preguntado alguna vez qué expectativas tienes de tu pareja? ¿O qué crees que él o ella espera de tí?
Estas preguntas dan mucho juego, y aquí describo por qué.
El dilema de las expectativas tácitas
Una de las principales razones por las que las expectativas permanecen tácitas es que a menudo no somos conscientes de ellas. O creemos que son tan obvias que nuestra pareja debe saber por sí que esperamos eso de ella o él. Pero estas expectativas, que quizás se dan por sentadas, pueden dar lugar a malentendidos y decepciones. Por un lado, tener expectativas es normal y, hasta cierto punto, necesario. Por ejemplo, podemos esperar que nuestra pareja se comunique honestamente y nos trate con respeto. Por otro lado, las expectativas elevadas pueden ser perjudiciales, ya que condicionan la aceptación de la pareja. Como si tiene que cumplir ciertos requisitos para merecer nuestra atención.
El problema de las expectativas altas
Las altas expectativas o expectativas equivocadas pueden presionar la pareja. Pueden dar la impresión que sólo aceptemos a nuestra pareja bajo ciertas condiciones y no por sí mismo. Lo que ya no tiene mucho que ver con amor. Por ejemplo, si esperas que tu pareja tenga éxito o tenga siempre un aspecto determinado, puede que no estés buscando una pareja, sino alguien con quien adornarte. Por tanto, es crucial tomar conciencia de las propias expectativas y cuestionarlas críticamente. ¿Por qué tienes esas expectativas de una pareja?
Hablar abiertamente de tus expectativas
La comunicación abierta es un paso importante. Al hablar con nuestra pareja sobre nuestras expectativas, creamos claridad. Estas conversaciones permiten a ambas partes comprender mejor por qué siguen produciéndose ciertos conflictos. A continuación, ambos tienen la oportunidad de decidir si están de acuerdo con las expectativas del otro. Lo que puede dar lugar a una conversación interesante.
¿Hay buenas y malas expectativas?
Ya he dado algunos ejemplos, porque las expectativas pueden ser muy diferentes. Es diferente si espero respeto u honestidad de alguien. Son valores importantes para muchas personas en una relación.O si espero que alguien cumpla ciertos requisitos, como dinero o buena apariencia. Esta regla me sirve de orientación: Tus expectativas deben servir siempre a la relación como un fin en sí mismo y nunca convertir a la otra persona en un medio para otro fin. (Segunda expresión del imperativo categórico de Kant: trata a las personas como un fin y nunca como un medio para un fin).
Expectativas como la honestidad, la responsabilidad y el respeto están al servicio de la propia relación. Expectativas como responder siempre a los mensajes de texto o contestar al teléfono inmediatamente sirven para tranquilizar a una persona, mientras que pueden presionar a la otra.
Las expectativas también cambian en función del contexto. Por ejemplo, cuando se comparten varias responsabilidades, como el hogar o los hijos.
Abordar honestamente las expectativas aporta luz a la oscuridad
Las expectativas forman parte de toda relación de pareja, pero no siempre son justas o están justificadas. Nos damos cuenta de ello sobre todo cuando las expresamos abiertamente y en voz alta. Un debate consciente y una comunicación abierta sobre las expectativas ayudan a evitar malentendidos. Al aprender a reconocer y articular nuestras expectativas, también aprendemos más sobre lo que buscamos en una relación y sobre lo que aún queremos trabajar.