Diagnóstico o dinámica
Últimamente leemos cada vez más sobre las relaciones tóxicas, el narcisismo y la manipulación en las relaciones. El tema de que el amor no siempre es amor y que podemos encontrarnos rápida e inesperadamente en dinámicas de relación que no nos respetan está, afortunadamente, más extendido hoy en día.
Yo todavía vengo de una generación que creció con innumerables comedias románticas en las que los comportamientos tóxicos solían estar fuertemente romantizados. Al menos esa es mi impresión cuando veo hoy películas del pasado.
Al mismo tiempo, me parece que términos y etiquetas fuertes como «narcisista» y «tóxico» se utilizan de manera muy ligera últimamente. Aquí ya he escrito una vez algo sobre este tema.
Por eso, en mi opinión, más importante que los diagnósticos es comprender el proceso de manipulación para protegernos y de eso tratan los dos siguientes artículos.
Reconocer la manipulación emocional no es fácil
En mi trabajo de asesoramiento, a menudo me encuentro con personas que están atrapadas en dinámicas manipuladoras sin darse cuenta. Incluso en mi trabajo con consultantes, no puedo sacar conclusiones de inmediato.
Si te encuentras en una situación así, puede que al principio no te des cuenta. De repente registras que, discuten mucho con tu pareja y luego te sientas irritado o totalmente abrumado. Que empiezas a justificarte en las conversaciones o a dejar de sacar ciertos temas para evitar la confrontación, cosa que usualmente no haces. Puede que hablen mucho e intercambien ideas, pero al final no sale nada. Puede haber muchos factores que contribuyan a ello. La manipulación emocional es uno de ellos.
La manipulación emocional es versátil y casi todos la utilizamos
El hecho de que nos cueste reconocer la manipulación emocional también se debe a que casi todos hemos aprendido en nuestro entorno formas de manipulación que siempre hemos percibido como completamente normales. El clásico «Si no te portas bien, no tendrás helado» es algo que muchos recordaremos de nuestra infancia. O: «Porque no me has llamado yo me siento triste.», donde culpamos a otra persona de nuestros sentimientos. ¿Por qué es esto manipulador y no es bueno para la relación?
¿En qué consiste el comportamiento manipulador?
El comportamiento manipulador es una conducta o comunicación con la intención de conseguir que alguien haga algo, normalmente cooperar. Una de las partes quiere o necesita algo que se supone que la otra debe hacer. De entrada, no se trata de ambas partes, sino sólo de una, por eso es tan perjudicial en las relaciones en las que la consideración mutua es un requisito importante. Pero también suena como si la parte manipuladora hubiera urdido un plan maléfico para manipular a su favor, y en la inmensa mayoría de los casos no es así.
A menudo no nos damos cuenta de cuándo nos estamos manipulando a nosotros mismos, porque todos queremos que alguien haga algo por nosotros en algún momento. Reconocer y detener la manipulación en ti mismo o en la otra persona te ayuda a crear relaciones más conscientes y justas. Poner límites es importante, porque la irritación y la presión emocional que provoca la manipulación afectan tu salud mental.
Aquí comparto cuatro formas clásicas de comportamiento manipulador que pueden servirte de orientación.
Cuatro formas de comportamiento manipulador
1. Castigo:
Probablemente la forma más obvia de manipulación, pero como ya he dicho, empieza con: «Si no te portas bien, no tendrás helado». Sin embargo, no es necesario amenazar con consecuencias concretas. El castigo también puede ser que tu pareja descargue su ira contigo o que castigue con silencio. Muchas personas recuerdan los castigos de su infancia y por eso los aceptan fácilmente y sin cuestionarlos.
2. Autocastigo:
Si alguien amenaza con hacerse daño a sí mismo por culpa de la otra persona, ésta es la forma más extrema de autocastigo. Sin embargo, también puede tratarse de formas de insultarse o menospreciarse frente a la otra persona con la esperanza de que ahora esta se preocupe y actúe. Los «autocastigadores» primero van contra sí mismos, pero luego te pueden culpar a ti de su comportamiento. «Como no me llamaste con tiempo, vuelvo a pensar que no valgo nada». Por supuesto, no queremos que nuestra pareja se sienta mal por nosotros e intentamos compensarla.
3. Victimización:
Las personas que se ven a sí mismas como víctimas esperan que tú las salves. No ven la posibilidad de responsabilizarse de su situación, piensan que no pueden hacerlo solos o que no depende de ellos, sino que alguien les rescate. Sentirse necesitados por el otro lado, es un trigger para muchos, quienes se dejan llevar fácilmente y quieren ayudar. La persona que se victimiza puede llegar a creer, que la única forma de salir de su situación es, que tú les des lo que necesitan. Si no adivinas que necesitan exactamente, te pueden acusar de no quererles lo suficiente.
4. Tranquilizantes:
No en el sentido de la medicación, pero nuestra comunicación también puede servir de tranquilizante. Al decir las cosas más con la intención de tranquilizar a la otra persona y menos porque las creemos. El tranquilizador suele decir «Sí, pero...» y explica por qué ciertas expectativas o cambios se harán definitivamente en el futuro, sólo que ahora no pueden ocurrir aún porque... y luego sigue una larga explicación o excusa.
Vuelve a ti mismo
No importa de qué forma de manipulación se trate, es importante detenerla porque no mejorará si sigues con la intención de satisfacer o complacer a la otra persona. Por mucho que intentes darle a tu pareja lo que te pide,siempre continuará. En el siguiente texto, escribiré más sobre cómo llegamos a estas situaciones y qué nos ayuda a salir.