Discutir es una parte inevitable de cualquier relación
Desempeña un papel importante al dar la oportunidad de expresar distintos puntos de vista y aclarar malentendidos. Sin embargo, a menudo acabamos en una espiral hiriente que hace más daño en vez de resolver. Para resolver los conflictos de forma constructiva, comparto aquí tres reglas importantes que pueden ayudar a que las disputas en tu relación sean más respetuosas y productivas.
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Jugar limpio
La base de una discusión constructiva es el respeto mutuo. Incluso cuando las emociones están a flor de piel y las opiniones difieren, es importante mantener la imparcialidad. Evite las palabras hirientes o los ataques personales. En lugar de eso, céntrate en comprender el punto de vista de la otra persona. Haga preguntas y escuche activamente para evitar que la discusión se convierta en una batalla. Ser justo significa reconocer que el punto de vista de tu interlocutor es válido, aunque no estés de acuerdo.
Un error común en los conflictos es volver al pasado o predecir problemas futuros. En lugar de eso, hay que centrarse en el problema actual. ¿Qué le preocupa ahora? Intenta centrar la discusión en el conflicto actual y no reabrir viejas heridas. Esto ayuda a mantener la discusión clara y centrada y evita que la discusión vaya a más. Una comunicación clara sobre los sentimientos y necesidades actuales puede evitar malentendidos y facilitar la búsqueda de una solución.
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Reconoce tus límites
A veces es mejor tomarse un respiro, sobre todo cuando las emociones están a flor de piel.Si uno de los dos se da cuenta de que necesita un descanso, no pasa nada. Una breve pausa puede ayudar a calmar los ánimos y ordenar los pensamientos. Si te das cuenta de que están dando vueltas en círculo o ya no pueden seguir las dos primeras reglas, es hora de interrumpir la conversación. Vuelvan a conversarlo más tarde, cuando ambos estén preparados. Lo importante es que lleguen a una conclusión.
No se trata de ganar
Los conflictos son parte natural de cualquier relación, y no tienen por qué ser necesariamente dolorosos. Con estas tres reglas -ser justo, permanecer en el aquí y ahora y reconocer tus límites- puedes aprender a gestionar las disputas de forma más constructiva. De este modo, el conflicto puede convertirse en una oportunidad para profundizar y fortalecer la relación. Recuerda: no se trata de ganar, sino de encontrar soluciones juntos y comprenderse mejor.